Todo indica que el Covid-19 empieza a quedar en el espejo retrovisor o, al menos, las restricciones indiscriminadas a los viajes no repetirán las pesadillas de los últimos dos años. La pregunta del millón es si la economía global le dará alas a la demanda reprimida o, por el contrario, será un nuevo lastre que ralentizará la reactivación turística en 2022.
Economía: ¿aliada o enemiga de la reactivación turística?
¿Se enfría la economía global?
Antes de entrar de lleno en el análisis de las perspectivas para Latinoamérica, es necesario dilucidar el humor que reina en torno a las economías de los países desarrollados, que son, a su vez, las principales fábricas de turismo internacional.
El año pasado fue de recuperación para la economía global, que medida por su PIB creció un 5,9%, recuperándose de la caída del -3,1% de 2020. Incluso, las economías de mercados emergentes y en desarrollo tuvieron un mejor desempeño (+6,5%) que las de los países avanzados (+5%).
Dos grandes paréntesis antes de seguir. Uno, los promedios esconden enormes divergencias regionales e intrarregionales. Dos, para el turismo es una enormidad hablar de recuperación. O sea, si bien los viajes crecieron un 4% en 2021 en comparación con 2020 (el peor año de la historia para la actividad), las llegadas internacionales se mantuvieron un 72% por debajo de las de 2019, año previo a la pandemia.
De todos modos, salvo estas dos salvedades, los expertos coinciden en que las políticas fiscales y monetarias expansivas, más algo del consumo retenido de 2020, hicieron de 2021 un año de recuperación a muy buen ritmo.
Sin embargo, para 2022 no hay organismo multilateral ni analista alguno que crea que esas tasas de reactivación se vayan a mantener. “El crecimiento se enfría mientras las economías luchan con perturbaciones en el suministro, el avance de la inflación, niveles históricos de deuda y persistente incertidumbre”, advirtió Gita Gopinath, subdirectora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Ver video resumen del informe de previsiones para 2022 del FMI (1:50)
El crecimiento económico pierde impulso
Para el organismo, 2022 arranca en condiciones más débiles de lo esperado, por lo cual, en su último informe de enero corrigió a la baja las previsiones de octubre de crecimiento mundial para el año en curso. Según el FMI el impulso del producto global se moderará de 5,9% en 2021 a 4,4% en 2022. En gran medida a causa del recorte de las proyecciones de las dos economías más grandes: Estados Unidos y China.
Lea o descargue el informe completo del FMI sobre la actualización de enero de las perspectivas de la economía en 2022.
“A medida que suban las tasas de política monetaria de las economías avanzadas podrían surgir los riesgos para la estabilidad financiera, así como para los flujos de capital, las monedas y la situación fiscal de las economías de mercados emergentes y en desarrollo, especialmente teniendo en cuenta que los niveles de deuda se incrementaron significativamente en los dos últimos años”, advirtió el FMI.
Del mismo modo, un estudio elaborado por el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de ONU (UN Desa) reconoce que, tras una contracción del 3,4% en 2020, el mundo vivió una expansión del 5,5% en 2021, la tasa de crecimiento más alta en más de cuatro décadas. Pero, al mismo tiempo, prevé una desaceleración al 4% en 2022 y al 3,5% en 2023.
Lea la nota de Ladevi con la cobertura completa del informe de ONU
Preocupación por los signos de desaceleración económica
Para ONU, el final de la pandemia aún no está a la vista. “El costo humano, económico y social de la pandemia ha sido devastador. El aumento de la pobreza, la pérdida de empleos, las redes de seguridad destrozadas, los sistemas de salud al borde del abismo y los impactos de un clima cambiante han colocado los Objetivos de Desarrollo Sostenible más lejos de su alcance”, señaló António Guterres, quien dijo que en ese contexto el riesgo de que surjan y se propaguen nuevas variantes de Covid-19 amenaza con descarrilar cualquier perspectiva de recuperación.
Al margen de la evolución de la pandemia, hay datos macroeconómicos que preocupan al organismo. Por caso, el rápido aumento de la inflación en muchas partes del mundo dará como resultado tasas de interés más altas, limitando el endeudamiento y restringiendo el espacio fiscal “en el momento en que los países deberían estar invirtiendo en puestos de trabajo, educación, salud y economía verde”.
Esa perspectiva es más acuciante aun para los países en desarrollo, que ya se están ahogando en deudas, “esta es una receta para los impagos y la prolongación de la angustia económica”.
Asimismo, a medida que los estímulos fiscales y monetarios se van disipando, el comercio de bienes, cuya recuperación había superado el nivel previo a la pandemia, se fue desacelerando desde fines de 2021.
¿Qué pasa con la recuperación económica en Latinoamérica?
Después de contraerse en un récord del 7,4% en 2020, el PIB de la región creció aproximadamente un 6,5% en 2021. “Pero la pandemia amenaza con dejar cicatrices duraderas en las economías latinoamericanas, incluido un mayor desempleo y pobreza, mayor desigualdad y mayores cargas de deuda”, matizó ONU. Según su estudio, la recuperación de América Latina y el Caribe pierde fuerza en medio de vientos de cola externos que se desvanecen y políticas macroeconómicas más estrictas.
De acuerdo al organismo se prevé que el crecimiento del PIB regional se desacelerará bruscamente al 2,2% en 2022. “La perspectiva regional sigue sujeta a importantes riesgos a la baja, incluida la propagación de nuevas variantes de Covid-19, un fuerte endurecimiento de las condiciones financieras mundiales y una creciente inestabilidad social y política”, sugirió informe.
De hecho, según el último análisis del FMI, las perspectivas de crecimiento de América Latina y el Caribe (+2,4%) son las más moderadas entre todas las regiones del mundo medidas. El propio Fondo reconoce el dilema de sus consejos para Latinoamérica: “La política monetaria de muchos países tendrá que continuar endureciéndose para contener las presiones inflacionarias, en tanto que la política fiscal —con un margen de maniobra más limitado que en otros momentos de la pandemia— tendrá que priorizar el gasto sanitario y social, centrando el apoyo en los más afectados”. Mientras tanto, los equilibristas a cargo de las políticas macro deben ofrecer -según el FMI- “garantías creíbles de sostenibilidad de la deuda a mediano plazo a fin de preservar el acceso al financiamiento”.
Según Marcos Casarin, economista jefe de Oxford Economics para América Latina, el combo de una política fiscal y monetaria endurecida y una persistente inflación “significa que la región sufrirá estanflación este año”. O sea, una peligrosa mezcla de estancamiento y encarecimiento del costo de vida.
El riesgo de estanflación amplifica, a su vez, las alarmas de malestar social en una región que, por un lado, cuenta con antecedentes reciente de agitación (Chile, Ecuador y Colombia en 2019, y una vez más en Colombia en 2021); y, por otra parte, ya era antes de la pandemia una de las áreas más desiguales del mundo antes (lo cual se vio agravado por la crisis). A eso se suma un apretado calendario electoral en 2022, que enturbia el panorama político.
A más desigualdad, es necesaria mayor coordinación entre los países
De acuerdo al reciente informe de Riesgos Globales publicado por el Foro Económico Mundial, “las trayectorias polarizadas de conectividad, educación e ingresos corren el riesgo de fragmentar aún más la economía mundial, y es probable que la divergencia se vea agravada por la desaceleración y el crecimiento desigual”. Efectivamente, mientras que se espera que las economías avanzadas superen su trayectoria de crecimiento previa a la pandemia en un 0,9% para 2024, ese año las economías en desarrollo (excluyendo a China) estarán un 5,5% por debajo, con América Latina y el África subsahariana aún más rezagadas.
“Las desigualdades se están intensificando, preparando el escenario para una recuperación incierta e injusta”, sentenció António Guterres. El estudio de ONU sugiere que es vital en este período de frágil y desigual recuperación mundial que los Estados adopten medidas políticas y financieras mejor dirigidas y coordinadas a nivel nacional e internacional.
“Las autoridades fiscales y monetarias nacionales deben secuenciar, calibrar y coordinar sus políticas para evitar interrupciones repentinas de la recuperación. El mundo necesita unirse para reformar el sistema financiero mundial”, afirmó el secretario general de ONU, quien dijo que solo de esa manera se logrará inyectar más equidad en el sistema fiscal mundial y fomentar más inversiones privadas en los países en desarrollo. “También debemos revisar la arquitectura de la deuda internacional, para que los países en desarrollo puedan acceder al financiamiento y alivio de la deuda que necesitan para estimular la recuperación a corto plazo e invertir en recursos resilientes y sostenibles a largo plazo”, concluyó Guterres.
¿Qué expectativas hay para el turismo?
En línea con la desmejora del humor económico, el Índice de Confianza de la Organización Mundial del Turismo (OMT) muestra un ligero descenso en enero-abril de 2022. Para la mayoría de los expertos (64%) las llegadas internacionales no volverán a los niveles de 2019 hasta 2024 o después. Un dato que deja expuesta la pérdida de confianza de los últimos meses, ya que en septiembre menos de la mitad (45%) creía que la recomposición de los flujos demoraría tanto.
Según el Grupo de OMT, las llegadas internacionales en 2022 podrían crecer entre un 30% y un 78% con respecto a 2021. No obstante, son porcentajes que aún están un 50% y un 63% por debajo de los niveles anteriores a la pandemia.
Lea la nota completa de Ladevi sobre el Barómetro del Turismo Mundial de OMT
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