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Tren: la Alta Velocidad española, la más extensa y barata en construir de Europa

El coste de una línea española de tren se sitúa en 17,7 millones de euros por kilómetro, frente a los 45,5 millones de euros del resto de países.

El coste medio de construcción para una línea de tren de Alta Velocidad española se sitúa en 17,7 millones de euros por kilómetro, frente a los 45,5 millones de euros del resto de países con Alta Velocidad, lo que le convierte en la más barata de la Unión Europea.

Al mismo tiempo, España cuenta con la red más extensa en este segmento, dato para nada menor.

Así lo concluye un informe realizado por la consultora e ingeniería pública Ineco a raíz de un análisis comparativo realizado con la base de datos de Transit Costs Project, que destaca que los parámetros de diseño y calidad de la red española son “muy elevados”, con tiempos “relativamente rápidos” y sin grandes desviaciones de presupuesto.

Aun contando con una red más extensa de Alta Velocidad y, por lo tanto, más cara de mantener, los datos muestran que España está en línea o por debajo de la media europea, incluso teniendo en cuenta la elección del modelo español por el balasto, con índices superiores de coste de mantenimiento que la vía en placa.

De hecho, el estudio arroja que ningún país de entre los comparables tiene mejor relación calidad-coste que España, y que aquellos países que consiguen puntuaciones superiores en el índice de calidad lo hacen a costa de incrementos más que proporcionales en su relación coste por kilómetro.

Las razones de esta mayor eficiencia se encuentran en partidas como los costes laborales en España o los costes de suelo, aunque el estudio asegura que estos elementos tienen un peso reducido sobre el total.

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Trenes de alta velocidad de la empresa privada Iryo en España.

Trenes de alta velocidad de la empresa privada Iryo en España.

El tren en España: la red más extensa

Otras cuestiones como el consenso social y político en torno a la Alta Velocidad, la creación de tecnología propia, la explotación de la curva de aprendizaje, una gestión integral del desarrollo de toda la red a través de múltiples contratos de dimensión relativamente reducida y la gestión y estandarización de algunos parámetros de diseño, son algunos de los aspectos con mayor peso.

Especialmente el consenso, además de facilitar los procesos y reducir los costes de producción, ha permitido que se produzca un gran impulso del sector público con independencia de los ciclos políticos o de las esferas territoriales.

“Por encima de todo, el país ha creado en estos años una cultura española de la alta velocidad que se concreta en un compromiso con el proyecto y un orgullo de participación de las empresas y profesionales implicados que reduce los conflictos y agiliza las soluciones”, señalan desde Ineco.

Al otro lado del espectro de costes está Reino Unido, con unos datos que multiplican por nueve los del modelo español y que ha obligado a ese país a cancelar parte de la extensión programada.

Además de unos mayores costes de mano de obra en la ingeniería y la construcción en Reino Unido, el hecho de que la Alta Velocidad británica naciese como una actuación de mejora de la capacidad y conectividad ferroviaria en unos ejes ya existentes y que operaban a plena capacidad, es uno de los factores cruciales para explicar las diferencias entre ambos países.

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