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Mar Chiquita: un paisaje pleno de belleza en el norte de Córdoba

Un paraje de una belleza particular se erige bien al norte de la provincia. Por su naturaleza rica y variada, este sitio convoca a los amantes de las aves, ya que allí se pueden encontrar más de 320 especies; y a los que buscan bienestar, pues las aguas de la laguna tienen propiedades curativas para la salud.

Una bandada de flamencos rosados sobrevuela la laguna de Mar Chiquita y se posa en sus costas, brindando un espectáculo especial a los turistas que arriban hasta ese rincón ubicado en el nordeste del territorio provincial. En sus costas, una pareja de novios está lista para ver el atardecer. Es en esta particular región de Córdoba donde este tipo de postales se repiten por doquier, como reflejando que el enclave es un auténtico sinónimo de relajación.
La laguna de Mar Chiquita es un inmenso espejo de agua salada, con una extensión de unos 6.000 km2, declarado reserva natural, que sirve además de hábitat para el 25% de las especies de aves existentes en Argentina.
La planicie sobre la cual descansa va cambiando de morfología, según los caprichos de los ríos que la surcan. Islotes, humedales, ambientes salinos, costas altas y bajas, extensiones de agua que se pierden en un horizonte entrecortado por el vuelo de los flamencos: elementos que conforman este auténtico reino de absoluta tranquilidad.
Más tarde, los turistas la descubrieron en la década del ´60, atraídos por la singularidad de sus paisajes y las bondades curativas del agua y el fango.
A pesar de los altibajos económicos de los años posteriores, este paraje sigue manteniendo sus adeptos. Entre las actividades favoritas de quienes la visitan figuran el turismo ecológico en el área de la Reserva de la Mar Chiquita, alimentada por los ríos Suquía, Xanaes y Petri (Dulce); y el turismo de salud, basado en la alta mineralización de las aguas y el fango de la laguna.

MIRAMAR: UN DESTINO POR DESCUBRIR.
Sobre la margen sur de la laguna se ubica la localidad de Miramar, que sirve de base con adecuada infraestructura turística para aquellos que visitan la laguna.
No obstante, los orígenes de la actual ciudad se remontan a una catástrofe natural: cuando en 1977, Miramar había logrado contar con una importante infraestructura turística, el desborde de la laguna de Mar Chiquita inundó y arrasó con el 90 % de la ciudad. Alrededor de 120.000 m2 de pueblo quedó bajo un mar de agua y fango. Gracias a la perseverancia de su gente, todo fue construido nuevamente.
Hoy, desde cómodas instalaciones, podemos admirar la vegetación que nace en las costas de la laguna y apreciar la increíble variedad de aves que durante cada temporada ocupan diferentes ambientes. Un lugar inigualable para la práctica del ecoturismo, con más de 300 especies de aves que se zambullen en las saladas aguas de la laguna en busca de su alimento.
Pero no sólo el paisaje y la comodidad son los protagonistas de este vergel cordobés. Las propiedades de sus aguas son conocidas desde el siglo pasado y actualmente existen una multiplicidad de baños termales con su asistencia médica correspondiente.
Otra alternativa: Miramar cuenta con un museo fotográfico, que funciona en la sede de la Cooperativa Eléctrica y de Servicios Públicos (Libertad 175) que recorre la historia de la localidad.

TODA LA MAGIA DEL CERRO COLORADO.
Destacados aportes a diversos campos del arte señalan la importancia de Córdoba en el panorama cultural argentino. Protagonista de ello es uno de los sitios arqueológicos prehispánicos más destacados de la Argentina: el cerro Colorado.
A solo 160 km. al norte de la ciudad de Córdoba se encuentra el Parque Arqueológico, Natural y Cultural Cerro Colorado, que consta de 3.000 ha., y constituye uno de los yacimientos pictográficos y orográficos más importantes del continente. Para quien guste de un descanso y del placer de recorrer la historia rodeado de maravillosos paisajes, esta reserva es uno de los destinos que no puede dejar de conocer.
Este parque, formado por un conjunto de cerros -entre los que se destaca el Colorado, el Veladero y el Inti Huasi- y ubicado entre cursos de agua que forman balnearios naturales, es el lugar ideal para disfrutar del silencio, el cual sólo es alterado por el silbar del viento y el canto de las aves que anidan en numerosos molles, espinillos, aromos, mistoles, matos y piquillines.
Estos cerros atesoran cuevas donde los aborígenes de estos territorios plasmaron en pictografías escenas de su vida cotidiana y creencias religiosas. Esas pinturas rupestres están consideradas como algunas de las más bellas demostraciones artísticas del período precolombino, constituyendo uno de los yacimientos más importantes del continente americano. Su testimonio, que no pudo ser borrado por los siglos, permanece intacto y abierto a los ojos de quien desee conocerlo.
Informes: http://www.cordobaturismo.gov.ar/.

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