En el marco de ITB Berlin 2023, el profesor Hans Joachim Schellnhuber, director emérito del Instituto de Investigación del Impacto Climático de Potsdam, pinta una imagen de un futuro más sostenible, al tiempo que respondió preguntas críticas sobre el turismo responsable y cómo dominarlo en el marco del cambio climático actual.
Cambio climático y viajes: ¿Cómo practicar un turismo responsable?
Ante la cuestión de si podremos preservar el mundo mientras lo disfrutamos, el profesor desplegó los puntos claves de su última investigación sobre turismo responsable, incluidas las principales tendencias, desafíos y oportunidades.
“Por un lado, tenemos que mirar los datos puros en términos de lo que está sucediendo. Por ejemplo, ¿cómo están creciendo las emisiones? La Organización Mundial del Turismo pidió una reducción del 50% de las emisiones de la industria del turismo para 2030. Necesitamos monitorear las emisiones reales provenientes de todos sus sectores combinados”.
“Se trata de vigilar datos propios cuando se trata de emisiones y no evitar calcular con precisión los impactos negativos de sus servicios, así como los positivos”, agregó.
Tendencias identificables en el turismo responsable
En torno a cuáles considera claves, el profesor esbozó: “Creo que necesitamos una definición muy clara de lo que es el turismo responsable: no debe dañar ni destruir el sitio que se está visitando y no debe perjudicar a la comunidad que brinda el acceso”.
“Muy pocas personas consideran el cambio climático en la actualidad. Pero en turismo, estás destruyendo directamente lo que ofreces a tus clientes si operas de manera insostenible. El turismo de playa, por ejemplo, es una parte esencial de la industria de viajes, pero ahora estamos en camino a destruir las playas del mundo”, continuó, al tiempo que aclara que “también se trata de encontrar un equilibrio entre el enfoque a corto y largo plazo de la industria de viajes”.
¿Cuál podría ser la solución? Schellnhuber especificó: “Tenemos pioneros e influyentes que descubren comunidades y ecosistemas vírgenes. A través de las redes sociales, estos lugares llegan a ser conocidos por millones de personas. Sin embargo, al elogiar un lugar, puedes destruirlo en tan solo unos años. Por lo tanto, debe asegurarse de tener una agenda, un cronograma sobre cómo un lugar puede convertirse en parte del turismo mientras se preserva, y cómo crear beneficios a partir de él”.
Desafíos para las empresas de viajes
En este contexto, ¿qué pueden hacer las empresas de viajes?
“Veo tres dimensiones a los desafíos: sitio, comunidad y medio ambiente. Hay que mirar los impactos del turismo en todas estas escalas”, comentó Schellnhuber, al tiempo que agregó que “también existe un gran dilema para el turismo y la forma en que consumimos las cosas que queremos preservar. Si se invade un determinado sitio o ecosistema, entonces se destruye lo que quiere que la gente visite. Así que tenemos que lograr el equilibrio adecuado entre el exceso y la protección”.
“La solución se puede comparar con la de la silvicultura: extraemos madera del bosque a medida que vuelve a crecer. Tal vez solo debería visitarse un lugar tanto como sea capaz de recrear sus ecosistemas y la integridad de la comunidad. Una vez que expulsas a toda una comunidad, se convierte en Disneyland y deja de atraer a la gente de hoy, que tiene estándares y expectativas más altos”, señaló.
Dirigiendose a las empresas de viajes, el experto deslizó: “Mi propuesta favorita en este momento es que si construyes un hotel con madera, tienes un impacto positivo en el clima. Si construyes un gran hotel con acero y hormigón, tu deuda medioambiental es tan grande que no podrás compensarla en 100 años. Sin embargo, la madera se crea extrayendo CO2 de la atmósfera para que pueda compensar gran parte de su impacto negativo en el clima”.
Un futuro más responsable
En cuanto a cómo ve la posibilidad de un futuro más responsable para la industria de viajes y turismo, el profesor indicó: “Hay muchas maneras de hacer que el turismo sea más responsable. Proteger y preservar el destino visitado, y pensar en las comunidades con las que se está interfiriendo y en el medio ambiente global”.
“Si el turismo sobrevive como un negocio vital y próspero dependerá absolutamente de si puede transformarse”, continuó.
En cuanto a aportar valor a la oferta turística de las empresas, se mencionó que una forma es a través de la credibilidad y su imagen final. “Ya hemos visto esto con la agricultura y la industria alimentaria. En las décadas de 1970 y 1980, la gente simplemente buscaba los productos más baratos, pero esto está cambiando. Toma un tiempo, pero creo que si vendes servicios turísticos y explicas explícitamente cómo se beneficia el medio ambiente, esto será muy valorado. La industria del turismo también podría contribuir a la sensibilización, ofreciendo excursiones y explicaciones pensando en un viaje responsable”.
“Si la oferta es creíble y explica que está en una trayectoria sostenible, será respetada. Creo que la tendencia cambiará, solo necesitas ser honesto. El greenwashing es lo peor que pueden hacer los actores turísticos. Tal vez funcione durante algunos años, pero luego será contraproducente. La primera ley del turismo debería ser no engañar a tus clientes”, concluyó.
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