Hablar de la economía de Argentina es de por sí un trabajo arduo. Pero hablar del mercado de los vuelos internacionales en este país tras la victoria electoral de Javier Milei y su “motosierra” liberal, se ha convertido en una labor que pocos expertos o economistas están dispuestos a desempeñar.
¿Los vuelos a Argentina bajarán de precio con la llegada de Milei?
Analizamos la situación del mercado aéreo en Argentina: ¿qué propone Javier Milei con Aerolíneas Argentinas y hacia dónde va el sector en materia de vuelos?
El nuevo presidente de la República Argentina prometió “acabar con la casta” y desmantelar buena parte de los Ministerios del país. Entre ellos, el de turismo.
Y, ahora, el político libertario busca privatizar Aerolíneas Argentinas, después de 73 años de vida y dos intentos de privatización fallidos. La teoría del nuevo presidente Milei es "sencilla" en términos económicos: la empresa es deficitaria y, por tanto, debe adaptarse al mercado o morir.
Más allá de las labores de vertebración territorial que desempeña Aerolíneas Argentinas en el país y que la visión salomónica de Milei no contempla, los agentes de viajes, turoperadores y profesionales turísticos de Europa empiezan a ver con preocupación esta situación. Y, en especial, las agencias de viajes españolas que observan a diario cómo los paquetes turísticos que venden hacia Argentina son cada vez más caros. Y buena parte de ese precio final se debe al auge de precios de los billetes de avión.
¿Seguirán subiendo los precios de los vuelos en los próximos meses?
La respuesta más sencilla es que nadie lo sabe a ciencia cierta. Pero sí hay pistas que podrían indicar que el aumento de costes en Argentina, a corto plazo, no va a cambiar, tanto en aerolíneas privadas como en Aerolíneas Argentinas. Y hacemos especial hincapié en esta compañía porque acapara más del 60% de la cuota de mercado en el país.
Javier Milei tiene dos planes con esta empresa pública: por un lado, “darle Aerolíneas Argentinas a sus empleados” (privatizarla) y aplicar “cielos abiertos” (para esta empresa y para todo el sector, abriendo el mercado a nuevas compañías, aumentando la demanda y esperando que los precios bajen).
En el primer caso, se habla de una privatización, aunque el matiz sea que los nuevos dueños no sean inversores o grupos empresarios, sino los propios empleados. Allí mismo radica una incógnita: ¿es posible articular una cooperativa, por ejemplo, con más de 10.000 trabajadores?
La otra cuestión no menor es que cualquier cambio en el estatus social de Aerolíneas Argentinas debe aprobarse en el Congreso. Y allí, La Libertad Avanza, el partido político del presidente Milei, apenas tiene 38 diputados y 6 senadores, cuando la mayoría para aprobar nuevas leyes se alcanza, respectivamente, con 129 diputados y 40 senadores.
Además, la política argentina, tan compleja como cambiante, hace complicado que Milei pueda tejer alianzas para aprobar la privatización.
Con relación a los “cielos abiertos” que quiere Milei, no se sabe exactamente a qué se refiere con ello: si se refiere al concepto que se aplica a los acuerdos bilaterales aerocomerciales que firman dos o más países para volar entre sí, no es algo imposible de ejecutar, pero de ninguna manera es un proceso rápido. El planteamiento de acuerdos de ese tipo implica a las Cancillerías de cada país involucrado y todo un protocolo que puede tomar meses en cada caso, porque al menos en el caso argentino, esos acuerdos deben ser aprobados por el Congreso.
Hay una alternativa y es que Milei quiera “cielos abiertos”, pero “a la chilena”. Y es que Chile es el único país del mundo que aplica cielos abiertos unilaterales y no recíprocos. Es decir, cualquier compañía aérea del mundo puede operar en el cabotaje chileno (volar de Santiago de Chile a Concepción, por ejemplo) sin que su país de origen le permita lo mismo a las aerolíneas chilenas. Es decir, sin reciprocidad.
Lo curioso es que, aunque esa “puerta” permanece abierta, ninguna aerolínea global o extranjera opera hoy en el cabotaje chileno. Es decir, que no hay más competencia y, por tanto, no bajan los precios.
Pero cabe la posibilidad de que “cielos abiertos” sea, en realidad, un proceso de desregulación del mercado aerocomercial local, que intente ampliar el mercado con la llegada de nuevas compañías aéreas, facilitando y reduciendo los tiempos procesales y la burocracia. Se trataría, en definitiva, de un planteamiento equivalente a la “Revolución de los Aviones” aplicado por el macrismo entre 2015 y 2019. Sencillamente, aplicar políticas liberales y dejar que la mano de Adam Smith haga su trabajo.
Sin embargo, esa mano obedece ordenes casi exclusivas del entorno económico. Y no hay desregulación exitosa en un contexto recesivo, que es hacia donde va Argentina en estos momentos.
La mirada desde España
¿Cuántos de estos cambios pueden influir en la relación bilateral entre Argentina y España? Es complicado definirlo. Por lo pronto, es más probable que el viaje de España a Argentina se abarate más por una nueva devaluación del peso frente al dólar, que por un incremento de la oferta.
En todo caso, todo parece indicar que a corto plazo no habrá un incremento de vuelos suficientemente importante como para hundir las tarifas. En definitiva, se trataría de volver al esquema en dónde lo más caro del viaje, sería justamente la tarifa aérea. Es decir, el viaje de España a la Argentina se abarataría pero no el ítem tarifa, sino todo lo demás (hotelería, gastronomía, traslados en destino, excursiones, etcétera).
Además, hay diversos elementos que gravitan negativamente sobre el tema. Por ejemplo, una continuidad o un agravamiento del conflicto entre Gaza e Israel podría volver a encarecer el petróleo y el combustible aeronáutico y la presión ambiental genera lo mismo. Sin ir más lejos, hace pocas semanas, el CEO del grupo IAG, Luis Gallego, afirmó que “volar será más caro”, porque hay que pagar la descarbonización.
Pensando en sentido inverso, de Argentina a España, el panorama es más negro aún. El presidente Milei habló en las últimas horas de que se espera, al menos para 2024, una gran estanflación: es decir, estancamiento de la Economía y, a mayores, más inflación. Ese panorama, volverá privativo el viaje a Europa o reservado solo a los consumidores de altísimo poder adquisitivo. En definitiva, una reducción de la demanda en uno de los sentidos de esas rutas aéreas.
Con todo ello, el panorama no es nada claro, pero sí se puede prever que, de haber cambios, no serán rápidos ni radicales a corto plazo: el precio de los billetes seguirá elevado, podría seguir creciendo e, incluso, el precio de los paquetes turísticos podría dispararse aún más desde España.
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