Desde este fin de semana (sobre todo el lunes 28 de agosto), los aeropuertos del Reino Unido vivieron un auténtico caos, con miles de vuelos cancelados y retrasados por problemas con el sistema de coordinación de aterrizajes y despegues. Y uno de los aeropuertos europeos más afectados por este error es el de Palma, en las Islas Baleares.
Medios de todo el mundo recogen cómo cientos de turistas británicos campan por el aeropuerto de la ciudad después de que sus vuelos fuesen retrasados o cancelados, viendo cómo nadie se responsabiliza de la situación. Sin embargo, Consubal recogió en un comunicado que las aerolíneas son las últimas responsables del consumidor y las encargadas de reubicar a los pasajeros.
Ya lo dijo el Primer Ministro británico, Rishi Sunak, el pasado martes: “Las aerolíneas deben cuidar a sus clientes”. Sin embargo, éstas siguen descargando la responsabilidad de estos percances en el organismo gestor británico. Una lucha entre ambas partes para ver quién se responsabiliza de los gastos en comida, bebidas, alojamiento o cualquier otra compra de los cajeros afectados.
La legislación europea defiende al viajero
Pero Consubal lo tiene claro: son las aerolíneas quienes deben pagar estos gastos. Por ello, la organización anima a todos los pasajeros “tirados” en los aeropuertos europeos a poner reclamaciones a sus aerolíneas, ya que la normativa europea (Reglamento (CE) n.º 261/2004) protege a los viajeros y responsabiliza a las compañías.
Entre otros consejos, Consuela recomienda guardar todos los tickets de los gastos extraordinarios realizados durante los retrasos o cancelaciones de los vuelos, para en un futuro exigir el reembolso ante la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (en el caso de España).
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