La evolución de Barcelona como destino turístico ha sido un proceso "largo" marcado por hitos clave que han transformado la ciudad a lo largo de las décadas. Así lo analiza Amancio López Seijas, presidente de Grupo Hotusa, quien subrayó que en los años setenta Barcelona ya era una ciudad atractiva para los jóvenes y un centro cultural de referencia, aunque atravesaba un periodo de transformación como urbe postindustrial.
Playa de la Barceloneta, en Barcelona.
En aquel contexto, marcado por la crisis del petróleo y cierta decadencia urbana, nació en 1977 Grupo Hotusa, con sede en Las Ramblas, en un momento en el que la ciudad aún daba sus primeros pasos en la consolidación de su modelo turístico.
El Mundial de Fútbol de 1982 supuso un primer impulso para la proyección internacional de Barcelona, con la llegada de una gran cantidad de turistas italianos durante aquel verano. Sin embargo, el gran punto de inflexión llegó en 1986, cuando la ciudad fue elegida sede de los Juegos Olímpicos de 1992.
Los Juegos Olímpicos, un antes y un después para Barcelona
El presidente de Grupo Hotusa destaca que la designación olímpica generó un “movimiento ciudadano transversal” para modernizar Barcelona y prepararla para acoger un evento de talla mundial. Los Juegos no solo transformaron la ciudad con nuevas infraestructuras y un rediseño urbano, sino que marcaron el inicio de su auge turístico global.
A finales de los años 90 y principios de los 2000, la irrupción de las aerolíneas de bajo coste consolidó a Barcelona como uno de los destinos mejor conectados de Europa, atrayendo cada vez más visitantes.
En los últimos años, el modelo turístico de Barcelona ha sido objeto de debate, especialmente en torno a su crecimiento y sostenibilidad. No obstante, Amancio López Seijas cierra su reflexión con optimismo: "Barcelona vive un nuevo renacimiento, con un futuro absolutamente excepcional", destacando las oportunidades que aún tiene por delante como destino turístico de referencia.
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