¿Se ha convertido los cruceros en los ‘paganinis’ del Puerto de Barcelona? Responder a esta pregunta no es fácil y además genera controversia. Los cruceros, como otros navíos, ya pagan por pasaje transportado y por atraque, y lo hacen además por ser un establecimiento en el que se producen estancias turísticas.
Esto último es lo que les singulariza del resto de compañías usuarias. A estas dos contribuciones habrá que añadirle la nueva figura impositiva que ha anunciado este otoño el gobierno de Cataluña para su aplicación: el impuesto a las emisiones de óxidos de nitrógeno y partículas de las escalas de los buques de más de 5.000 toneladas, lo que incluye al 80% de los buques de todo género que son usuarios del puerto.
Se darán entonces las condiciones para que las navieras de cruceros sean las que pagan tres veces(hasta tres impuestos distintos) por un uso único de las instalaciones portuarias. Las dimensiones colosales de los cruceros hacen inevitable que sean pagadores de esta nueva figura impositiva que gravará a partir del segundo semestre de 2024 con un euro por tonelada las emisiones de óxidos de nitrógeno y partículas de las escalas de los buques de gran porte (5.000 toneladas). Tampoco se escapan los barcos portacontenedores, petroleros, ferries y otros buques de carga que superen ese tonelaje.
Primer tributo ambiental
Lo cierto es que la polémica con los cruceros por parte de asociaciones vecinales de los barrios colindantes con el puerto como Ciutat Vella o la Barceloneta, ecologistas y grupos de presión como la plataforma Stop Cruceros, han denunciado siempre la generación de esas emisiones contaminantes que conlleva el tráfico de cruceros.
Pero por primera vez, una figura impositiva como la que crea el Gobierno catalán incide directamente en esta cuestión, la de la huella ecológica y su gravamen como elemento ‘compensatorio’. Este tributo tiene como finalidad nutrir el Fondo para la protección del ambiente atmosférico de la Generalitat de Catalunya, y se ha previsto que recaude 7,5 millones en su primer año.
Así, como adelantó el consejero autonómico de Acción Climática, Alimentación y Agenda Rural, David Mascort, en la presentación del nuevo impuesto, los cruceros pagarían una media de 1.440 euros por escala, la mitad que los petroleros, pero casi tres veces más que los portacontenedores.
No obstante, habrá reducciones de la cuota por conexión del barco a la red eléctrica mientras está amarrado, o por uso de baterías internas, así como bonificaciones por certificados de mejora energética. Precisamente, la patronal de los cruceros, CLIA Spain, ha reaccionado frente al anunciado impuesto al esgrimir que muchos de sus navíos de líneas de cruceros ya han apostado por mejoras de eficiencia energética, invirtiendo en sistemas de propulsión más limpios (gas natural licuado), autoabastecimiento de agua y conexiones eléctricas directas a puerto para minimizar el impacto del consumo en muelle.
Una década de tasa turística portuaria
Cumplidos once años desde que se empezó a cobrar el IETT, la tasa turística en Cataluña (noviembre del año 2012), la contribución de los cruceros a esa recaudación no ha hecho más que aumentar. Las cifras lo reflejan meridanamente: 7.382 euros en 2012, año de inicio de aplicación parcial del impuesto, pues solo se inició a partir de onceavo mes del año; 199.969€ en 2013; 270.000€ en 2014; 486.057€ en 2015, en este caso para toda Catalunya.
En 2016 los economistas de la Universitat de Barcelona autores del estudio sobre el ‘Impacto de la actividad crucerística en la ciudad de Barcelona’ ya apunaban a una cifra de 1.6 millones de recaudación.
Desde 2017 se aplica una tasa turística también a los cruceros que pasan menos de doce horas en la ciudad, los que hacen escala solamente, y ello ha aupado las cifras de recaudación. Así, en 2019 el monto generado por la operativa de las líneas de cruceros en la Ciudad Condal subió ya hasta los 2,4 millones de euros.
Además, desde 2021 se aplica adicionalmente a las tasas turísticas vigentes un recargo municipal. La estimación recaudatoria para este cierre de 2023 es de un salto exponencial, 10,4 millones de euros, previsiones del informe encargado a economistas expertos de la Universitat de Barcelona por parte de CLIA Spain.
Ni el puerto ni el Ayuntamiento de Barcelona son los recaudadores directos del IEET. La recaudación de la tasa turística se canaliza a través de la Agencia Tributaria de Catalunya, aunque su gestión y su reparto a los municipios se lleva a cabo después desde el Departamento de Economía y Empresa de la Generalitat. 2017 fue el primer año en que el Ayuntamiento de la capital catalana empezó a gestionar el 50% de lo que se recaudaba en toda la urbe por este impuesto, frente al 34% que recibía anteriormente.
El nuevo impuesto ambiental será asimismo aplicable al 76% de los barcos en el Puerto de Tarragona, y a 75 buques en otros puertos catalanes, como el de Palamós, los otros dos puertos principales de la costa de Cataluña en los que recalan cruceros turísticos.
Pasajero transportado y atraque
Finalmente, no hay que olvidar, como recuerdan fuentes del Port de Barcelona, que además de la tasa turística, los cruceros ya participan en recursos impositivos adicionales para la Hacienda pública mediante el doble gravamen citado al principio de este artículo y que le aplica la Autoridad Portuaria de Barcelona: una tasa por pasajero transportado, y otra más el atraque del buque en sus instalaciones.
Por ejemplo, en el caso de la tasa por pasajero transportado, se aplica a la compañía una cuantía básica de 3,87€ por pasajero en régimen de crucero turístico que inicia su travesía en Barcelona o la finaliza aquí, a aplicar el día de embarque o desembarque.
Y se calcula asimismo por pasajero en régimen de crucero turístico con más de un día de permanencia en puerto, es decir cuando pernoctan al menos una noche en la ciudad; en ese caso se tributa un costo de 2,42€. La misma cantidad se estipula por pasajero en régimen de crucero turístico en tránsito. Lo sujetos pasivos de esta tasa son las navieras lógicamente, en calidad de usuarios del Port de Barcelona, o en su defecto los consignatarios.
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