La situación actual del servicio de tren en España no para de empeorar: a la constante preocupación entre los usuarios y expertos del sector ferroviario por los numerosos y persistentes retrasos en Renfe, ahora se le suma el problema de la inoperatividad de una parte significativa de su flota.
Renfe tiene el 20% de sus trenes "no aptos" para viajar
El Gobierno quiere convencer al ciudadano para que use el tren, pero las cifras de retrasos y trenes fuera de servicio por parte de Renfe tumban los esfuerzos.
Según declaraciones del ministro de Transportes, Óscar Puente, el 20% de los trenes de la compañía se encuentran fuera de servicio, una problemática atribuida a la antigüedad de los vehículos y a la dificultad para encontrar piezas de repuesto.
Muchos de estos trenes han superado su vida útil estimada de entre 30 y 40 años, lo que ha provocado un aumento en las averías y una disminución en la calidad del servicio. Algo que el ministro, perteneciente al PSOE, achaca a gobiernos pasados, de signo político diferente, en un movimiento evidente de "echar balones fuera", según los sindicatos ferroviarios.
El servicio de Cercanías de Renfe es el más afectado por esta crisis. La combinación de una alta demanda y un material rodante envejecido ha generado múltiples problemas que impactan directamente a los usuarios.
Los sindicatos han denunciado la falta de inversión en mantenimiento preventivo y correctivo, lo que ha llevado a un deterioro progresivo de los trenes y a un incremento en el número de incidencias. Esta situación ha causado retrasos, cancelaciones y una disminución general de la fiabilidad del servicio.
¿Qué pretende hacer el Gobierno para mejorar este caos de tren?
Según ha anunciado el Ejecutivo, el Ministerio de Transportes comprará 309 nuevos trenes para el servicio de Cercanías, que comenzarán a operar a partir de 2025.
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Sin embargo, algunos expertos consideran que esta medida, aunque positiva, no solucionará el problema en el corto plazo. Mientras tanto, los usuarios continuarán enfrentando los inconvenientes asociados a una flota envejecida y obsoleta.
Para resolver los problemas estructurales de Renfe, es necesario un enfoque integral que contemple la renovación del material rodante, según destacan los sindicatos. Además, se precisa "una mejora en el mantenimiento y una gestión más eficiente de la flota". Todo ello, sumado al incremento de financiación del servicio de tren nacional para garantizar la competitividad del sistema ferroviario en España.
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