La creciente tendencias hacia el turismo de masas y la dificultad para acceder a monumentos emblemáticos en los destinos más visitados del mundo fueron algunos de los temas centrales abordados en el evento Arival 360 Europa, el evento celebrado la semana pasada en la capital valenciana. Stéphanie Renault, portavoz de la Torre Eiffel, ilustró la situación con un ejemplo claro: pese a que el monumento parisino vende anualmente 10 millones de entradas, su capacidad sigue siendo insuficiente frente a la demanda.
Turismo de masas: ni todos pueden ir a París, ni las OTAs deben caer en la masificación
El evento “Arival” reflexiona sobre el auge del turismo de masas y el papel de los turoperadores para cambiar los flujos turísticos, poniendo de ejemplo a París
Evento Arival en Valencia sobre la problemática del turismo de masas en los destinos.
Renault insistió en que la seguridad, el mantenimiento y el control de afluencia son prioridades ineludibles, lo que impide que todos los visitantes puedan acceder, aunque lo deseen.
También arremetió contra la falta de información clara en torno a las entradas vendidas por plataformas online, algunas de las cuales ofrecen pases "sin colas" que pueden alcanzar precios de hasta 300 euros sin garantizar un acceso preferente real. Frente a esta confusión, la administración de la Torre Eiffel ha dejado de comercializar ese tipo de entradas y trabaja para frenar su difusión en canales no oficiales.
Roma, otro de los destinos masificados que urge "coordinación" a las administraciones.
El problema no es exclusivo de París. Lugares como el Coliseo de Roma o la Sagrada Familia en Barcelona también experimentan una presión excesiva de visitantes, lo que deja a muchos turistas fuera de estos enclaves. La saturación ha llevado a los expertos presentes en Arival 360 a reclamar una coordinación más efectiva entre operadores turísticos, agencias online y gestores de atracciones.
Desde el lado de los operadores, Marc Codinach, director general de Julià Travel, pidió que se establezcan normas claras al inicio de cada temporada para evitar incertidumbres. Codinach destacó la necesidad de ofrecer más que entradas, apostando por experiencias guiadas o servicios añadidos durante los meses de menor afluencia.
¿Cómo pueden los destinos gestionar las masificación?
Ejemplos de innovación no faltaron. Ross Mantione, presidente de City Wonders, explicó cómo su empresa colaboró con el Museo del Louvre para distribuir mejor la demanda, organizando catas de vino y queso en horarios menos concurridos. Sin embargo, otros operadores como Roberto Pannozzo, de Carrani Tours, lamentaron los cambios repentinos en las reglas de algunas atracciones, que dificultan su labor de planificación y comercialización.
Douglas Quinby, cofundador de Arival, advirtió del riesgo que supone una oferta de entradas demasiado fragmentada y poco clara, que puede abrumar al consumidor. La opinión fue compartida por varios ponentes, que subrayaron que una mala experiencia en el proceso de reserva puede perjudicar tanto a operadores como a los propios destinos.
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La pandemia también ha dejado su huella en la gestión del turismo. Muchas atracciones han optado por reducir su capacidad de visitantes, apostando por mejorar la experiencia y atraer al público local. El Museo Van Gogh en Ámsterdam fue señalado como ejemplo de esta transformación.
Tina Kyriakis, fundadora de Alternative Athens, cerró su intervención con una advertencia: en el escenario actual, no todos los iconos turísticos estarán al alcance del viajero espontáneo. Según ella, planificar con antelación se ha convertido en un requisito indispensable, del mismo modo que se reserva un billete de avión.
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