La extensión de la variante Eris (EG.5) del virus SARS-Cov-2 del Coronavirus, y descendiente de las diferentes ramificaciones del virus original que dio lugar a última la pandemia mundial, han reavivado la alerta de las autoridades. Aunque en mayo de este año la Organización Mundial de la Salud (OMS) decretó oficialmente el fin de la pandemia COVID-19, en España y otros países se vive una proliferación de contagios, más leves y apenas letales si cabe comparados con los anteriores episodios contagiosos. Pero en un año sin restricciones y de recuperación del turismo a escala planetaria, nos preguntamos qué formalidades de la era COVID llegaron para quedarse, y han obligado a los planificadores de eventos presenciales a buscar nuevos caminos que propongan mayor satisfacción de la experiencia de estancia en destino.
¿Qué es "Eris" y cuál es el legado del Covid en eventos?
Tras la pandemia de covid, muchas medidas anti-contagios siguen presentes en reuniones o eventos: esta es la situación tras la llegada de nuevas variantes.
Regreso al cara a cara.
La encuesta Forecast 2023 de Eventos y Reuniones Globales, de American Express, basada en las respuestas de 580 eventos en 23 países, destaca en sus conclusiones que “el regreso a las reuniones presenciales está ocurriendo más rápido y con más volumen de lo esperado. Sin embargo, se espera que los números se estabilicen en 2024”. En otro apartado, el informe concluye que “las organizaciones aprecian claramente la necesidad de reunir a las personas cara a cara y están dispuestas a gastar el dinero para hacerlo.”
En Cataluña la herencia de aquellas primeras medidas de contingencia se vive hoy con naturalidad en cualquier convención de empresa o congreso. La extensión definitiva del contacless es uno de los legados visibles que nos dejó la pandemia en los controles de accesos y acreditaciones. Una norma habitual que se impuso en estrictu senso en tiempos COVID y que se fue extendiendo paulatinamente en algunos de los eventos masivos más renombrados como el Sonar+ D (música electrónica), Rebuild (edificación), BNew (industria digital, e-commerce, logística) y Loop, (festivales de video creación en Barcelona extendido por más de 60 galerías de arte de la ciudad). El Sonar+ D favoreció la propuesta hibrida y la actuación de Dj’s virtuales, con público presencial en el recinto y el Dj pinchando música electrónica en directo desde otra ciudad.
Los controles en tiempo real de flujos de visitantes y de aforos susceptibles de ser limitados en cualquier momento han llegado para quedarse, tanto o más como instrumentos de métricas que como controles de higiene sanitaria en sí. La individualización de los menús es otra de las obligadas consecuencias del coronavirus que bien puede quedar como pauta de elección y como plus diferencial en la oferta de un evento.
De la distancia social al ‘método Ikea’
Lo que también ha quedado implementado en numerosos recintos de exposiciones en Cataluña y en muchos de sus congresos son los itinerarios de una sola mano, o sentido, que eviten entrecruzamientos de grandes grupos de visitantes en espacios reducidos, normalizando lo que se ha venido a conocer como el ‘método IKEA’, inventado mucho antes de la pandemia, y que normalizaba los circuitos con recorridos de entrada y salida del recinto diferenciados.
Durante la pandemia, en salones como el BIZ Barcelona/Saló de l’Ocupació, el Ágora de emprendedores ofreció espacios muchos más diáfanos y menos angostos que antes para sus encuentros entre inversores y start-up. Todo bajo la supervisión de los expertos en epidemiología del Hospìtal Clínic de Barcelona. Distancia social obliga, los protocolos de seguridad y prevención bautizaron aquel evento como uno de los de la familia Covid Less Events. Y aunque hoy la distancia social sea más una barrera que un factor que favorezca los negocios, no le haremos un feo a una mayor comodidad entre interlocutores y el disfrute de espacios menos saturados y con menos aglomeraciones.
Otras medidas que han perdurado desde entonces y son de utilidad inmediata caso de una alerta –o sin ella- son las cámaras cenitales de inteligencia artificial, que alertaban si se vulneraba la distancia social entre interlocutores que estuviesen conversando por un tiempo prolongado de más de 15 minutos y a menos de dos metros de distancia. Otro heredero tecnológico de aquellos tiempos es otro dispositivo piloto, el UltraWideband, que controlaba la distancia y trazabilidad de un grupo de diez o más personas en caso de que uno de ellos hubiera dado positivo en controles COVID a posteriori.
Los hoteles no se han quedado atrás. Como lugares destacados de reuniones de empresa, cadenas como Vincci Hoteles optaron en su día por incluir en su oferta espacios de encuentro alternativos a las clásicas meeting rooms para grupos reducidos de entre cinco y ocho personas. Hoteles como el Barceló Sants de Barcelona desplegó una batería de protocolos de seguridad de ‘quita y pon’ para el Covid bajo su lema We care about you, que hoy podría poner en funcionamiento en caso de necesidad.
Es difícil que veamos un macroconcierto pionero como el que ofreció el grupo indie barcelonés Sidonie en Mallorca ante 5.000 personas, todas con mascarillas, y que fue visto en todo el mundo. Marcó un antes y después en el fenómeno de los macroconciertos en tiempos del coronavirus. Aunque ahora que proliferan tantos y tantos conciertos masivos sin apenas medidas de salvaguarda, aquella experiencia puede parecer anecdótica, pero nos dejó como moraleja que bien se puede disfrutar de la música en vivo a pesar de todos los pesares y ante posibles conatos de infección. Ya saben, con una mascarilla en el bolso o bien plegada en el bolsillo.
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