“El 90% de los AVE (propiedad de Renfe) han llegado con retraso o directamente han sido cancelados”. Así de contundente fue Diego Calvo, consejero de presidencia de la Xunta de Galicia, que denuncia que los trenes de Renfe a Galicia “siempre llegan con algún problema”. Y la ciudadanía empieza ya a “estar cansada”, según señala.
Renfe despide el verano con récord de incidencias
Retrasos, cancelaciones o paradas eternas en medio de las vías, fueron solo algunas de las incidencias de Renfe en este verano.
No es un problema únicamente de Galicia: este verano ha sido uno de los que más problemas ha tenido la red ferroviaria de Renfe. Los viajeros se encontraron con numerosas incidencias y retrasos que generaron malestar generalizado y pusieron en duda la fiabilidad del servicio.
Uno de los factores más destacados que contribuyó a esta situación fue la puesta en marcha de los nuevos trenes Avril, desarrollados por Talgo y que comenzaron a operar en mayo. A pesar de las expectativas, estos trenes han presentado numerosos fallos técnicos, lo que ha provocado retrasos y cancelaciones constantes.
Según datos oficiales, el 80% de los trenes Avril en circulación en agosto sufrieron demoras, con un total de 480 incidencias registradas.
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La Comunidad de Madrid fue otro de los destinos en los que Renfe "tropezó" este verano: la estación de Chamartín sufrió a principios de agosto un fallo técnico en un tren que cubría la ruta entre Madrid y Levante causó una gran acumulación de pasajeros en la estación, que se vio desbordada durante varias horas.
Semanas después, un problema en el sistema de electrificación generó nuevos retrasos y cancelaciones en los servicios con origen o destino en Madrid. Sevilla también vivió una situación similar, con importantes demoras debido a fallos en la electrificación que afectaron tanto a los trenes de alta velocidad como a los regionales.
¿Cómo afectan estos retrasos de Renfe a la ciudadanía y las empresas?
Los efectos de estos problemas no solo afectaron a los viajeros, que sufrieron largas esperas y la incertidumbre de no saber si sus trenes serían cancelados, sino también a las empresas y organizaciones que dependen del transporte ferroviario. Las pérdidas económicas y las disrupciones en las operaciones de estas entidades fueron significativas.
Ante esta situación, hasta el ministro de Transportes, Óscar Puente, reconoció que había sido un verano "muy complicado" para el transporte ferroviario en España. Aunque con "peros": "Más del 90% de nuestros trenes llegan puntualmente", recalcaba en el Congreso de los Diputados.
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