Las elecciones generales del 23 de julio en España (que al final contó con una participación récord, pese a los miedos iniciales por estar fijadas en plenas vacaciones de verano), dejan un resultado muy inesperado para la ciudadanía: todas las encuestas apuntaban a una mayoría absoluta relativamente holgada en la derecha (con la suma del PP, primera fuerza política, y Vox, tercer partido que encabezaba las encuestas). Pero los españoles quisieron otra cosa.
España y su turismo, condenados al bloqueo político
Pedro Sánchez (PSOE) y Alberto Núñez Feijóo (PP).
El PP, como se esperaba, ganó las elecciones, pero está condenado a no gobernar. Ni siquiera sirve un pacto con Vox, ya que entre ambos suman menos diputados que el conjunto de la izquierda y los partidos separatistas. Esto deja en el aire una inquietud en el sector turístico: ¿y ahora, qué?.
España está condenada a tres meses de debates, reuniones políticas, propuestas de pactos y, por lo tanto, de un Gobierno del PSOE en funciones, sin capacidad para legislar en el Congreso y con las medidas que prometió al turismo en un segundo plano. De primeras, cuestiones como el concurso del Imserso o las propuestas para aprobar un Perte al turismo, quedan en un segundo plano.
Después de esos meses de negociaciones, España podría estancarse en un bloqueo político casi seguro: los independentistas catalanes de Junts (derecha nacionalista) tienen en su mano la posibilidad de abstenerse o votar en contra de una investidura de Sánchez.
La segunda opción que está encima de la mesa en estos momentos, es que el PSOE logre una investidura de Sánchez con el apoyo de todo el bloque de la izquierda y del independentismo, aunque sería un Gobierno en el que habría que fusionar dos políticas turísticas muy diferentes.
SAF, incremento de subvenciones, prohibiciones... Todo queda en el aire
Por un lado, el PSOE apuesta por negociar con empresarios y trabajadores (así como con las comunidades autónomas), para aplicar nuevas políticas de sostenibilidad y ayudas en el sector. Sánchez quiere también aumentar los fondos europeos destinados al sector, así como aplicar un plan pionero en desarrollo de SAF, el combustible sostenible para aviones que las aerolíneas no paran de reclamar.
Por otro lado, Sumar (la izquierda a la izquierda del PSOE), apuesta más por la reducción de vuelos y la promoción del transporte ferroviario, proponiendo medidas como la aplicada en Francia: prohibir los vuelos nacionales que puedan ser sustituidos por líneas ferroviarias que cubran el mismo trayecto en menos de tres horas. A ella se le suman otras propuestas como la reducción de los cruceros en los puertos españoles, blindar monumentos recortando los aforos y limitar los pisos turísticos.
Un futuro gris para el turismo
Por tanto, se da por hecho que las políticas turísticas del PP, de aplicar un nuevo Perte para el sector, así como la promoción de actuaciones público-privadas para desarrollar en sector (que pasan por una bajada generalizada de impuestos) están, en estos momentos, lejos de ser una realidad. Se abre paso un periodo convulso en la política española. Y, por tanto, en el sector turístico.
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